Declaración del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, frente a señalamientos al Procurador de los Derechos Humanos en temas morales relativos a aborto y presuntos matrimonios civiles entre personas del mismo sexo.
Isabella Piro – Vatican News Service
Hay aire de tensión en Guatemala, donde el Procurador
General de los Derechos Humanos, Jordán Rodas Andrade, ha sido recientemente
cuestionado por algunos miembros de la Comisión de Derechos Humanos del
Congreso de la República. En el centro del debate se encuentra el uso por parte
de Rosas Andrade de la bandera que simboliza el movimiento Lgbt en las redes
sociales oficiales de la Fiscalía y la promoción, de su parte, de la
legalización del aborto en el país. Por este motivo, el Consejo Permanente de
la Conferencia Episcopal (Ceg) emitió una nota reafirmando que "la
posición de la Iglesia católica es clara y firme en la defensa de la vida
humana desde su concepción hasta la muerte natural" y en el reconocimiento
del hecho de que " Dios creó al ser humano, varón y mujer", de lo
cual se derivan "normas claras sobre el significado de la palabra
'matrimonio' y sobre quienes pueden contraerlo".
No se trata de una posición puramente católica, subrayan los
obispos, sino que se basa en "ciencias como la genética, la embriología y
la biología que permiten mostrar la identidad humana del embrión desde las
primeras etapas de su existencia y anclan la diferenciación sexual en la
constitución genética de todas las células del cuerpo humano". Por esta
razón, la CEG deplora y expresa su “absoluto desacuerdo y rechazo a
declaraciones y propuestas de políticas dadas por el Procurador de Derechos
Humanos en dirección muy contraria a lo que establece la Iglesia y el Derecho
Natural”.
La posición firme de la Iglesia
"La posición de la Iglesia - reitera la nota - es firme
en la defensa de la vida humana y también de la dignidad humana". Al mismo
tiempo, los obispos guatemaltecos expresan su reconocimiento por lo que Rodas
Andrade ha hecho "en defensa de los migrantes, de las mujeres sometidas a
maltrato, en la protección de la infancia trabajadora y, en general, en la
denuncia de la corrupción". En esta perspectiva, los prelados esperan que
"el señor Procurador tome en cuenta nuestra posición” y que “los juegos
políticos que diversos sectores practican no afecten las partes muy loables del
trabajo, ya mencionado, que ha realizado”.
Una recomendación final la CEG la dirige a "las
diversas organizaciones de Iglesia que militan a favor de la vida, a no dejarse
manipular en la vida pública del país por grupos políticos cuyo interés en la
defensa de la vida puede esconder intereses espurios y muchas veces
abiertamente inmorales".
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