El servicio psicológico es una forma de acompañar y sanar a las personas, una manera de seguir evangelizando con nuestra vida, a través del servicio. Jesús nos llama a ser un milagro para la gente que está a nuestro alrededor.
Este 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, se celebra en un momento en que nuestras vidas cotidianas se han visto considerablemente alteradas como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
La vida de las personas ha sufrido considerables cambios y
desafíos, ya sea para el personal de salud, que presta servicio en
circunstancias difíciles, como para los estudiantes que han tenido que
adaptarse a las clases a distancia, para los trabajadores, muchos de los cuales
han visto amenazado sus medios de subsistencia, y para el ingente número de
personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles con muy
poca protección contra la COVID-19. También para las personas con afecciones de
salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que
antes.
La Campaña “Moverse a favor de la salud mental: invirtamos
en ella”, concebida conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud,
United for Global Mental Health y la Federación Mundial de Salud Mental, se
propone conseguir el incremento de las inversiones a favor de la salud mental.
El acompañamiento de la Iglesia en Lima
En la Iglesia, la crisis sanitaria que vivimos ha inspirado
distintas formas de expresar la solidaridad y ayuda al prójimo. Una de ellas es
la que se lleva adelante en Perú, con la Pastoral de escucha y la Pastoral de
salud, dos espacios fundamentales en la vida parroquial y comunitaria, que se
inspiran en la necesidad expresada a inicios de este año en la Carta Pastoral
del arzobispo de Lima.
El Arzobispado de Lima, de hecho, comparte en su página web
algunos testimonios sobre el accionar de las parroquias de la diócesis, como
aquella de Luz Almeyda, quien lleva 14 años promoviendo la importancia de la salud
mental en la Parroquia La Virgen de Nazaret. Ella es psicóloga de profesión, y
desde su punto de vista, nunca estuvimos preparados mentalmente para enfrentar
todos los cambios que ha traído la Pandemia.
“El aislamiento social, la pérdida de personas queridas, el
miedo al contagio, el despido laboral, la falta de economía, han sido los
detonantes que provocaron reacciones emocionales”, explica.
Luz ha logrado convocar a más profesionales de la salud mental, quienes no dudaron en sumarse a la iniciativa de la central telefónica: “el poder escuchar, dar soporte emocional nos cambió la vida, nos permitió ser más empáticos al dolor y a la problemática por la que atraviesan cientos de familias”, resaltó.
Alicia Salcedo Cárdenas es misionera, evangelizadora,
psicóloga clínica y psicoterapeuta. Además de participar en la Pastoral de
escucha de la Arquidiócesis, Alicia se desempeña como coordinadora de la
Pastoral de la Salud de la Parroquia San Roque en Santiago de Surco.
“A pesar que mi especialidad es el manejo de estrés y
ansiedad, a fines de agosto pasé por una experiencia fuerte al contagiarme de
Covid-19, sin embargo, encontré apoyo en la Iglesia, en varios hermanos y
hermanas en la fe. Pienso que esta Pandemia ha dejado heridas, pero también nos
deja muchas reflexiones que hemos aprendido”, contó a la Oficina de Prensa del
Arzobispado de Lima.
Gracias a la experiencia del acompañamiento y el soporte
emocional, Alicia comprendió la importancia de que la Iglesia se haga presente
en el corazón de los problemas, pensando en los demás y dejando de lado los
intereses particulares.