Redacción ACI Prensa
Concilio Vaticano II / Foto: Lothar Wolleh (CC-BY-SA-3.0)
Hoy 11 de octubre se cumplen 56 años de la apertura del
Concilio Vaticano II, el gran evento mundial y eclesial impulsado por San Juan
XXIII para buscar el “aggiornamento”, es decir la actualización de la Iglesia para
acercarla al mundo actual.
El Concilio ecuménico fue inaugurado el 11 de octubre de
1962 y se dividió en cuatro etapas. Participaron en él alrededor de 2.000 Padres
Conciliares de todo el mundo.
Antes de inaugurar el Concilio, Juan XXIII creó en 1960 el
Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos, una comisión
preparatoria que más tarde se convertiría en el Pontificio Consejo para la
Unidad de los Cristianos. Fue la primera vez que la Santa Sede creaba una
estructura para tratar temas ecuménicos.
Para la presidencia de ese organismo el Pontífice designó al
Cardenal Augustin Bea, quien luego se convertiría en una importante figura del
Concilio.
Desde la apertura del Concilio Vaticano II, el Papa Bueno
destacó la naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir
nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia
para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos, buscar los
caminos de unidad con las otras confesiones cristianas, buscar lo bueno de los
nuevos tiempos y establecer un diálogo con el mundo moderno, centrándose
primero "en lo que nos une y no en lo que nos separa".
Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de
diversos credos, desde musulmanes hasta indios americanos, así como miembros de
todas las iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes
en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en
Roma desde el tiempo de los cismas.
Así, el Concilio Vaticano II se convirtió en el hecho más
decisivo de la historia de la Iglesia en el siglo XX. San Juan XXIII no pudo
ver la conclusión porque falleció el 3 de junio de 1963.
Quien prosiguió con la marcha del Concilio fue el Beato
Pablo VI, que en unos días más será declarado santo, y que fue elegido Sucesor
de San Pedro el 21 de junio de 1963.
El Concilio Vaticano II fue clausurado el 8 de diciembre de
1965 y dejó como legado una serie de importantes documentos que siguen siendo
de gran actualidad.
Cuatro Constituciones Dei Verbum, Lumen Gentium,
Sacrosanctum Concilium y Gaudium et Spes; tres Declaraciones Gravissimum
Educationis, Nostra Aetate y Dignitatis Humanae; y nueve decretos: Ad Gentes,
Presbyterorum Ordinis, Apostolicam Actuositatem, Optatam Totius, Perfectae
Caritatis, Christus Dominus, Unitatis Redintegratio, Orientalium Ecclesiarum y
Inter Mirifica.
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