Los
obispos de Guatemala, queremos ser testigos de la Verdad, como Jesús, nuestro
Maestro. Por ello, al finalizar nuestra Asamblea Plenaria, compartimos con este
comunicado, algunas preocupaciones, desconciertos y deseos que nacen de nuestro
corazón de pastores al ver la realidad de nuestro país.
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MANIFESTACIÓN EN CONTRA DE LA CORRUPCIÓN |
Nos
preocupa constatar esa falta de rumbo que muestran los organismos del Estado:
el sistema político vive bajo la dictadura de la corrupción y pone en
gravísimo peligro su existencia, pues mientras su credibilidad delante del
pueblo ha disminuido enormemente, la desconfianza y desencanto hacia él han
aumentado.
El
Congreso de la República sigue su carrera hacia el abismo, al haber elegido
una Junta Directiva, cuyos miembros fueron firmantes del así llamado “Pacto de
corruptos” y mostrarse reticentes a hacer las reformas necesarias al sistema
electoral y de partidos políticos, exigidas por el pueblo, sin tomar en cuenta
elementos importantes que desde el año 2015 se habían formulado en las “mesas
de trabajo y discusión”, para elaborarlos.
El
organismo judicial no está a la altura de lo que debe ser, cuando en diversos
casos se atrasan los procesos judiciales o algunos de sus miembros, emplean
recursos reñidos con la ley, sin ética alguna y ceden a sobornos o amenazas,
olvidando que son súbditos del imperio de la Ley.
El
organismo ejecutivo toma algunas decisiones que muestran su incompetencia para
dirigir el país o sencillamente, no las toma para resolver los problemas crónicos
de la población guatemalteca en temas como la atención en la salud y la
desnutrición crónica infantil, en la educación formal, en la infraestructura
vial, en las reformas al sistema penitenciario, en la lucha contra el crimen
organizado y el tráfico de drogas, personas y armas.
Nos
preocupa el aumento del empobrecimiento de la mayoría de la población, el
flujo migratorio hacia el Norte de América, el aumento de las deportaciones de
nuestros paisanos, la problemática agraria.
Nos
preocupa la violencia, las extorsiones y la existencia de redes políticas y
económicas ilícitas que fortalecen la impunidad y sostienen la corrupción,
aprovechándose del modelo económico vigente en favor de su enriquecimiento,
como también , la conflictividad social, la polarización de la sociedad y las
acciones de poderes escondidos que irrespetan la ley.
Nos
desconcierta la falta de cohesión y articulación de los sectores sociales,
empresariales, académicos y religiosos para levantar al país del profundo
agujero en el que ha caído. Sobre cualquier interés particular o de grupo
debe prevalecer el amor por Guatemala.
Desconcierta
también la indiferencia de muchos cristianos, que se encierran en su “mundo
religioso”, cerrando los ojos delante de tantos “Lázaros” que están a sus
puertas.
Desconcierta
que muchísimos guatemaltecos no caigan en la cuenta de esta situación.
Deseamos
que las comisiones de postulación para elegir el próximo Fiscal General de la
Nación y el Contralor General de Cuentas, cumplan con la gravísima
responsabilidad de elegir a personas con valores éticos, capacidad profesional
y académica, proyección social y vocación de servicio al pueblo.
La
responsabilidad del presidente de la República en el nombramiento de estos
funcionarios será motivo de juicio por parte de Dios y de la historia.
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Conferencia Episcopal de Guatemala |
Ante este
panorama descrito, de modo breve y limitado, los Obispos de Guatemala, desde
nuestra identidad de Pastores y ciudadanos responsables, reafirmamos nuestros
deseos y compromiso de colaborar desde nuestras diócesis y vicariatos, a
transformar esta realidad dramática. Por ello urgimos y exhortamos a todos los
guatemaltecos, hombres y mujeres, a unir y coordinar esfuerzos para lograr un
país que viva la solidaridad en la verdad y en la realización eficaz del Bien
Común.
Todos,
como ciudadanos y cristianos, debemos cumplir con nuestra propia
responsabilidad para hacer presente en la sociedad, comunidades y familias, el
Reino de Dios, que es justicia, verdad, libertad y solidaridad.
Hacer que
en nuestro país la voluntad de Jesús se cumpla: “he venido para que tengan
vida y la tengan en abundancia” (cfr. san Juan 10,10) es posible. Lo garantiza
la verdad de su presencia entre nosotros.
No existe
ninguna razón para perder la esperanza pues Dios nunca defrauda ni abandona a
su pueblo.
Al
finalizar este comunicado ponemos nuestros deseos, compromiso y esperanza en
las manos de la santa Madre de Dios, para que Ella con su intercesión, los
transforme en una hermosa realidad.
Guatemala
de la Asunción, enero 19 del año 2018.
+Gonzalo
de Villa y Vásquez Obispo de Sololá – Chimaltenango
Presidente
Conferencia
Episcopal de Guatemala
+ Domingo
Buezo Leiva Obispo Vicario Apostólico de Izaba
Secretario
General Conferencia Episcopal de Guatemala